He emprendido otro libro de Stiegler que se lllama “de la miseria simbólica” y se refiere a la pobreza intelectual que tienen los mensajes publicitarios (siempre plagados de símbolos) tanto en la venta de productos, como de políticos en campaña electoral: exactamente las mismas formas comerciales porque no dejan de ser productos de consumo, en pleno siglo XXI. No encuentro nada mal el libro, pero lo veo demasiado denso como para iniciar un análisis temprano de sus planteamientos. Sin embargo he visto que cita a menudo a Nietzsche, y he pensado que iba siendo hora de explorar una parte del pensamiento de ese inmenso filósofo alemán aplicando uno de sus grandes caballos de batalla a lo que está pasando en la España actual. Me refiero al concepto de Genealogía que es necesario aplicar siempre que queramos entender la realidad. La genealogía es a menudo el tedioso trabajo de bucear en el pasado, buscando el porque pasan las cosas, ya que todo lo que acontece tiene una explicación y un pasado que nos da las claves para entender su porqué. Eso si: debemos ser muy prudentes y jamás confundir explicación con justificación, hay quienes lo hacen y entiendo que se equivocan.
Por ejemplo, voy a entrar a intentar disecar una de las reiteradas y casposas afirmaciones de Pablo Casado que van siempre en la misma dirección: “Con Zapatero llegó el paro masivo y la miseria destruyendo todo lo bueno que había llegado con el gobierno de Aznar.” (He empleado mis palabras, pero creo que ese es el exacto sentido de las afirmaciones de Casado).
Si no usamos la genealogía que nos permite remontarnos a desmenuzar el pasado para comprender el contexto en el que goberaron ambos: Aznar y Zapatero, no nos queda más remedio que aceptar que Pablo Casado tiene razón. Basta con comparar las cifras de crecimiento económico y empleo sin buscar más para vernos abocados a darle la razón.
Pero, no corramos tanto y vayamos al grano de la realidad analizando los hechos tales como ocurrieron usando la genealogía, que para eso está: Durante su mandato, Aznar liberalizó el suelo y permitió construir por doquier. En aquel momento, y por otras razones económicas, en el mundo occidental se abren los grifos del crédito porque bajan estratégicamente los intereses a unos niveles casi ridículos y desde luego: nunca vistos. Tampoco perdamos de vista que esa bajada no solo ocurre en España, también en toda Europa y en USA, al fin y al cabo se trata de darle un chute de energía al Consumo (como siempre).
Todo el mundo sueña con tener una vivienda, y más aún en España donde la construcción se convierte en el motor económico del país, arrastrando en su desbocada cabalgada a los fabricantes de muebles, cocinas, neveras, puertas, y un largo etc. Todo parece ir bien, salvo que la banca se ve empujada en el mismo torbellino, ya que viendo lo bajos que están los intereses, si quiere ganar más dinero, tiene que prestar sin medida ni control, llegando a la locura de conceder créditos de hasta a menudo el 120% del valor de la vivienda sin más información que la del tasador del banco que valora la vivienda objeto de la hipoteca. Claro, la banca lo tiene todo estudiado: como es de todos sabido (en aquellos momentos) “la vivienda nunca va a bajar de precio, así que debes comprar hoy porque mañana será más caro”. Si no pagas me la quedaré, y como será más cara la venderé igual.
Me permito un pequeño paréntesis ilustrativo: en aquella época yo estoy activo en el mundo de la informática de gestión para empresas (Los ERP) y tengo un cliente que tiene una empresa floreciente a más no poder, y muy buenos beneficios anuales.
Sin embargo su negocio nunca le va a dar unos beneficios que lleguen al 30%, cosa que SI le dará la construcción. Así que me lo cuenta tal cual tomando un café en el bar: pilla un cacho de sus abundantes ahorros, compra un solar, contrata arquitecto, aparejador, constructor, calcula sus costes pone buenos márgenes, y comienza la fiesta: valla el solar, pone el cartel anunciando la disponibilidad de unos 20 pisos a 50.000€ e instala la caseta de ventas con los planos a la vista. Dicho textualmente por él, sin haber movido aún ni un solo ladrillo, esos 20 pisos se venden en menos de una semana solo viendo los planos.
Las obras comienzan, y como las leyes del mercado son sagradas, a más demanda sube el precio: A la semana siguiente vende otros 20 pisos iguales pero estos ya los pone a 75.000€, así así va subiendo los precios. El goteo no se detiene nunca: todo se vende, así que este señor me confirma alucinando él mismo, que el último ático que le quedaba, tenía exactamente el mismo coste de construcción que cualquiera de los pisos de la finca (posiblemente no más de 30.000€), y hay quien se lo compra por más de 250.000€.
Por supuesto, el banco concede el crédito hipotecario, y está encantado de prestar algo más para amueblar y comprar la TV de plasma, “ya que la vivienda siempre sube y nunca va a bajar”.
Ese milagro español, viene acompañado de deserciones en escuelas y universidades, ¿Quien es tan tonto como para pasar la selectividad y tragarse 5 años de universidad sin saber a donde va a ir a parar, cuando su vecino espabilado se va a currar a la obra y ya gana para comprar un BMW y además llevar la cartera llena de billetes de 50€?
Muchos españoles parecidos a mi cliente, tiene empresas y NO son promotores, pero han visto realizado su sueño de encontrar la mítica ciudad de “El Dorado” al hacerse promotores de una simple finca. Se han dado cuenta que por ese camino, pueden ganar hasta el 100% de su inversión si se dedican a construir. Por consiguiente, las cuentas salen muy pronto: a la mierda la maquinaria nueva para la empresa que apenas si le aporta beneficios del 8% en sus mejores años, y “viva la especulación del ladrillo”.
Por resumir: una sociedad como la española, por desgracia mucho más receptiva a la idea de “pegar el pelotazo” (ganando millones al año), que al estudio racional de mercado, no se inspira para nada en sus vecinos: Francia, Alemania, Italia, etc...y se lanza a la piscina sin salvavidas y con la banca en cabeza de pelotón llevando el maillot amarillo. En aquellos años y ya acechando el 2007, España llegó a ser el país que construía más viviendas que todo el resto de países europeos juntos.
Quienes estábamos preocupados por semejante insensatez eramos como siempre, esos malos patriotas, que siempre buscan tres pies al gato con sus críticas. Sabíamos que esa explosión de endeudamiento de las familias, no podía conducir a nada bueno, pero hasta los amigos nos llamaban aguafiestas, y se metían casi todos en esa rueda infernal de comprar viviendas nuevas teniendo ya la suya, porque ya se sabe que “la vivienda en España siempre será un valor seguro que sube año tras año”. Y así casi todos caminaron en manada cual corderos gozosos al matadero.
La famosa foto de las Azores y la más que desgraciada decisión de Aznar de meter a España de consorte en la segunda guerra de Irak junto a sus amigos Blair y Bush, explica el criminal atentado de Atocha (ojo que aunque lo explique no lo justifica) cuya explicación por parte del Gobierno no convence a NADIE, lo cual descabalga al heredero Rajoy de la sucesión, para dar la victoria a Rodriguez Zapatero en 2004. Aunque el país sigue en la fiesta de la construcción, personalmente sospecho que el gobierno de Zapatero y el mismo presidente Zapatero son conscientes de que esa borrachera especulativa puede acabar mal.
No obstante quienes mandan realmente (los poderes fácticos de la finanza) no quieren renunciar a manejar esos productos tóxicos (sin más valor que el dinero del Monopoly) y dejan que la banca española al igual que muchas otras, vendan esa basura a medio país, hasta que en 2007, llega el frenazo especulativo desde USA, con la quiebra de Lehman Brothers que dejará a compradores, inversores y banca en pelota picada.
La jugada estaba perfectamente calculada por los amigos de Aznar que ya se había buscado un buen refugio en USA al abrigo de las intemperies, dejando así que Zapatero afrontara solo y sin armadura la lluvia ácida que se nos venía encima. La banca hundida se acogió al adagio americano bien conocido: “Too big to fail” = “demasiado grande para caer”. Todos los bancos y cajas de ahorro sabían que el gobierno no solo no les iba a castigar por sus terribles desmanes, sino que les iba a salvar con NUESTRO dinero. Así es como los jerarcas que mandan aunque nunca gobiernan, obligaron a Zapatero a firmar con “agostidad” y alevosía el famoso artículo 135 que refrendó El PSOE junto al Partido Popular y su hermano gemelo: Unión del pueblo Navarro.
No voté a Zapatero pero reconozco que hizo bastantes más cosas bien para España que todos los gobiernos del PP juntos: retirar de inmediato las fuerzas armadas españolas de Irak, políticas de igualdad, matrimonio entre personas del mismo sexo, reforma de la educación, políticas de integración de emigrantes, recuperación de la Memoria Histórica, primera tregua de ETA que ha desembocado muy a pesar del PP, en el fin de ETA.
Es cierto que Zapatero no debería jamás haber firmado ese cambio constitucional del artículo 135 que llevamos todos como una pesada bola de preso atada al pie y que amenaza cualquier conquista social, y más aún en el estado actual de la crisis sanitaria que estamos afrontando...Si nos atenemos a aquel cambio constitucional, unido a esta crisis, es evidente que pueden bajar pensiones, salarios, dependencia, sanidad, educación, y tal vez lo hagan… Aunque no creo que Zapatero estampara su firma con alegría, simplemente no tenía otra opción que obedecer a los que desde la sombra dirigen (mal) los destinos de este planeta.
Es cierto que en 2011 una España ya asentada en la miseria y casi carente de fuerzas alumbró el 15M y su espectacular “Revolución” preñada de esperanza. Pero no es menos cierto que el nefasto Rajoy cuyo elevado nivel intelectual se nutre del “Marca”, arrasó en las elecciones gracias a su aún insondable retórica.
Así que, lo que no voy NUNCA a consentir y aceptar sin rechistar, es la MENTIRA que acusa a Zapatero del alto paro estructural. En este país que es el mío, el alquimista que quiso cambiar el plomo en oro y nos condujo a la ruina, fue Aznar y sus criminales políticas. Él y solo él, plantó la semilla de la especulación inmobiliaria que destruyó empresas españolas ahora abandonadas, y empujó a muchos jóvenes a la obra, para acabar sin estudios en el paro. Aquellos juegos sucios, solo podían desembocar en su enriquecimiento personal en agradecimiento a haber provocado la terrible crisis económica de 2008 que empobreció aún más a España que al resto de Europa.
Así que por favor, vuelva usted a la escuela señor Casado. Deje de jugar con sus títulos de PhotoShop. Aléjese del fascismo y tenga la decencia de no intentar reescribir la historia desde su histeria de perdedor nato.
Helio Yago.