¡A la mierda con la guerra!
Acabo de oír a Henri Guaino en una entrevista radiofónica a través de YouTube. Este señor fue asesor especial de Nicolas Sarkozy (Ex-presidente francés). Henri Guaino (hombre de la derecha republicana francesa) asesor de un presidente de la misma tendencia política, ha publicado hoy un artículo la mar de interesante en la sección “Tribune” del diario francés “Le Figaro” (nada sospechoso de izquierdoso).
Soy adicto a la reflexión seria, y poco o nada me importa de donde viene. Si es interesante la analizo, y si me gusta la hago mía (citando las fuentes, por supuesto).
El autor explica que, en la primera guerra mundial (1914-1918), absolutamente NADIE quería una guerra, pero todos los dirigentes implicados hicieron lo necesario para que se produjera.
Cuando acabó esa maldita guerra que provocó más de 20 millones de muertos, los mismos que regían los destinos de la humanidad, aparentemente escandalizados por su propia incompetencia, entonaron el “mea culpa” y como acto de contricción, elaboraron el tratado de Versailles que condujo inevitablemente a la segunda guerra mundial. Esta superó todos los records de la época al alcanzar los más de 60 millones de muertos. Sin olvidar el magnífico progreso tecnológico que nos trajo la bomba atómica que se probó en Hiroshima y Nagasaky. Demostrando así al mundo entero de cuanta torpe maldad era capaz la indecencia humana.
La historia siempre atenta, nos lleva así a nuevas tragedias griegas dignas de Sofocles, en las que todo el mundo tiene SU razón, y al final, siguiendo cada cual su razonamiento que considera el BIEN enfrentado al otro que es el campo del MAL, se va tejiendo una trama que acaba siempre en catástrofe. Sin olvidar que TODOS sus actores son responsables.
Si, ya dije y mantengo que Putin inició la invasión de Ucrania, y también sé que USA ha estado jugando a engañar a Rusia incumpliendo todo lo acordado hace años. Eso se ha dicho y repetido hasta la saciedad. Lo único que importa ahora es desactivar esa espoleta y reducir el volumen vociferante, pasando a sentarse a negociar, en lugar de ir subiendo el tono (Ya ensordecedor) del actual conflicto.
Poco importa quien empezó, quien tiene razón o no: tarde o temprano habrá que sentarse a hablar y resultará más sencillo hacerlo si disminuimos las tensiones en lugar de incrementarlas día a día.
No sé de que mente absolutamente desquiciada ha podido salir la maldita idea de meter a Finlandia en la OTAN (En realidad, por desgracia si que lo sé) y ofrecer un trato similar a Suecia, a sabiendas de que esa nueva situación nos acerca centímetro a centímetro a una tercera guerra mundial cuyo campo de batalla solo puede ser Europa.
Algunos recordarán que gracias a su neutralidad, Finlandia pudo prósperamente sobrevivir a la guerra fría del siglo pasado, al igual que Suecia. No olvidemos citar a Austria que aún estando en el centro de Europa sigue siendo neutral y no le han ido nada mal las cosas fuera de la OTAN.
Lo que argumenta Henri Guaino es meridiánamente claro: en la geopolítica no existe la perversa dialéctica que opone un supuesto campo del BIEN al campo del MAL. Solo puede existir el campo del sentido común. Hartos estamos muchos, de oír las sandeces de un lado y del otro: Entre proclamas falsas del estilo: “voy a des-nazificar Ucrania” o el “vamos a liberar a Ucrania” (para convertirla en la colonia de USA en Europa), uno se pregunta donde coño se han dejado las neuronas los que supuestamente dirigen los destinos de la humanidad.
Los pueblos tienen sus sentimientos, sus anhelos y razonamientos, sean o no, lógicos. Es demencial e intolerable que alguien sensato piense que va a poner a Rusia de rodillas. No se pone de rodillas a quien tiene más de 600 cabezas nucleares, y si se le pone de rodillas, se está creando una situación aún más peligrosa: exactamente la misma que ya ocurrió con Alemania tras la Primera Guerra Mundial: se la humilló, se la condenó a pagar indemnizaciones astronómicas inasumibles, y así se consiguió que inevitablemente Alemania alumbrara el nazismo que metió a toda Europa en la Segunda Guerra Mundial.
Con similares razonamientos se pretende ahora mismo ahogar a Rusia, sin aparentemente percatarse que, para empezar, las sanciones que le ha impuesto Europa a Rusia, ya las está pagando con creces la población europea gracias a una desbocada inflación y a un incremento en los costes de combustibles, alimentos y materias primas, que costeamos con dureza los de abajo.
Ahora que Rusia ha dejado claro que considerará una amenaza para su seguridad el hecho de que Finlandia integre la OTAN; ahora precisamente la Unión Europea invita a Finlandia a entrar por la vía de urgencia en la OTAN.
Dicho de otro modo, en lugar de sentarse a quitar leña al fuego, los ceporros que dirigen nuestro destino, están intentando hacer lo imposible para que esta situación explote y acabemos todos muertos bajo un manto de cenizas radioactivas. Las eminencias grises que jamás he votado, ya se llamen Pepe Biden, Ursula von der Leyen, Josep Borrell y demás incapaces cuyo denominador común es su miseria intelectual, están poniendo toda la carne en el asador para que la catástrofe ocurra.
Es evidente que esta explosiva situación capaz de destruir nuestro planeta, está teledirigida y bien alimentada por los mismos oscuros no electos que han vivido siempre en la opulencia provocando conflictos devastadores, tanto mundiales como regionales y/o locales. Infinidad de campos de negocio se abren paso con las guerras, y a nadie escapa su atractivo: desde la inicial venta de armamento hasta la reconstrucción de las zonas devastadas, pasando por la venta de maquinaria y alimentos, etc. Todo obedece a la codicia cortoplacista y sin conciencia, de quienes ostentan el verdadero poder y tiran de los hilos de esas marionetas a las que votamos.
A mi edad, ya no me preocupa demasiado el morir. Es el ineludible paso que tiene que dar todo ser humano. Solo espero que si se montan los grandes fuegos artificiales en los que nos han metido esta panda de inútiles, se lleve además de los títeres con mando en plaza, a los verdaderos responsables del desaguisado planetario que se avecina...