La historia de Tristán Cabral
Nunca quise escribir este texto estando en vida mi amigo, porque considero que el derecho a contarla le pertenecía solo a él, aunque la ha publicado a trozos a lo largo de sus innumerables libros. Por consiguiente, no desvelo nada que él no haya públicamente documentado y publicado voluntariamente. No es una historia truculenta llena de misterio, es solamente la historia de una víctima inocente condenada a llevar un dolor ajeno sobre sus espaldas, porque ningún niño es responsable de sus padres y menos aún de haber nacido.
Contrariamente a los que dice Wikipedia, o los documentos oficiales, Yann Houssin (nombre legal de mi amigo) no nació en 1944. Nació (si no me equivoco) en 1942. Todo fue un invento (que detallaré) para cuadrar legalmente unas fechas que no cuadraban ni a martillazos, así que la maquinaria burocrática francesa se puso en marcha para “hacer lo que había que hacer” y que todo entrara en el marco lógico de la legalidad vigente.
En 1940, Francia es derrotada e invadida por los alemanes. El país se divide entre la Francia ocupada por el invasor, y la Francia mal llamada “libre” (que distaba mucho de ser libre). En Arcachón (Les Landes), zona situada al sur-oeste de Francia dentro de la Francia Ocupada, Juliette madre de Yann, es casada (matrimonio de conveniencia) con el señor Houssin, del cual tiene dos hijos (una hija y un hijo). Al poco de iniciarse la guerra, Alemania reclama a Francia que le provea lo que se llamó el: S.T.O. (Servicio de Trabajo Obligatorio). Eso significaba que sin comerlo ni beberlo, si eras un trabajador francés, te podían llamar de manera obligatoria para ir a trabajar forzosamente a Alemania en sus fábricas, ya que los alemanes considerados aptos estaban todos metidos en el ejercito, y cada país que Alemania ocupaba debía proveer mano de obra para que siguiera rodando su industria de guerra. (Curiosamente, y por si no lo sabéis, el famoso cantautor francés Georges Brassens, también estuvo en Alemania en calidad de S.T.O. y compuso allí algunas de sus canciones).
Como el señor Houssin es llamado a ser S.T.O. en Alemania, no tiene más remedio que dejar a su mujer Juliette con sus dos hijos en 1941 (más o menos). Al poco tiempo, los alemanes instalan un hospital psiquiátrico en la zona de Arcachon. Las terribles heridas de guerra, provocan demencia en algunos de ellos, y posteriormente el aún más terrible frente ruso, hace que ese hospital se convierta en un lugar donde muchos soldados alemanes intentarán reponerse de sus heridas mentales.
Juliette es joven y guapa, tiene dos hijos que alimentar y ningún recurso, la guerra está en su apogeo, un joven y apuesto psiquiatra alemán (a la postre alto oficial médico del ejercito invasor) la corteja, y surge el amor entre los dos…Tal como cuenta Yann en sus libros y me ha confirmado en persona, su nacimiento es producto de esa unión que me niego a juzgar. Yann nace en una maternidad muy especial regida por monjas francesas, donde la mayoría de los recién nacidos eran “eutanasiados” para evitar problemas presentes y futuros, tanto a las madres francesas como a los invasores alemanes. Pero su madre enamorada se empeña en tenerlo y por esa simple razón existe él.
Cuando llega la debacle alemana, todos se largan a su tierra y Juliette queda sola a cargo de tres hijos, los dos anteriores y el pequeño Yann hijo del psiquiatra alemán. A partir de 1944, Francia es liberada, y el señor Houssin regresa a su casa. No es en absoluto una mala persona, y lo demuestra aceptando dar su apellido a ese hijo de alemán, que él no ha podido engendrar porque lleva tres años ausente, pero las monjas y algunos funcionarios “arreglan” una falsa documentación (trastocando todas las fechas) que de algún modo viene a “demostrar” que él es hijo del regresado marido. Asunto legalmente resuelto, salvo que Juliette tiene que pasar por la depuración en la que las mujeres llamadas colaboracionistas con el enemigo, son rapadas y paseadas en carreta por el pueblo. Yann escribirá un sobrecogedor relato sobre el sufrimiento de su madre que intenta suicidarse naufragando en barca, aunque sobrevive… Yann conservaba las cartas que ella mandaba regularmente al padre alemán donde decía: Ayúdame con algo de dinero, no tengo para comprar zapatos y ropa a tu hijo, etc. Pero las cartas son sistemáticamente devueltas al remitente. NUNCA el padre real quiso saber nada, ni asumir responsabilidad alguna sobre su hijo. Los hermanos de Yann le han odiado toda la vida por ser hijo de Nazi (ni que fuera culpa suya) y según me ha contado en varias ocasiones, sus relaciones de familia han sido siempre NULAS.
Al cumplir ya la mayoría de edad, Yann tuvo el coraje de tomar un tren hacia Alemania, buscar a su padre biológico (el eminente psiquiatra), al que encontró felizmente instalado como prestigioso médico, casado con una hermosa rubia del lugar (que por supuesto no sabía nada de la historia) y con la que tenía una abundante prole. Intentó hablar con él y explicar el sufrimiento de su madre y el suyo, pero me confesó que el gran médico ni levanto la cabeza, ni entabló conversación alguna. Simplemente se negó a mira a su hijo a los ojos.
A partir de ahí nace el desencantado poeta y filósofo, también licenciado en teología, que es rehuido por muchos, por ser hijo de Nazi… Sigue siendo un hombre torturado por su pasado y las injusticias, al que casi todos han intentado poner la etiqueta de heredero sanguíneo de Nazi. De ahí que haya viajado a Israel a apoyar las “intifadas”, sin por ellos dejar de colaborar con parte del pueblo judío víctima del holocausto del que se consideraba a menudo co-responsable por sus orígenes de sangre. Ha estado en México con los zapatistas, en Bolivia con los indigenistas, y por desgracia, ha hecho suyo todo ese sufrimiento que la humanidad provoca por doquier, y del que jamás se le podrá considerar responsable aunque él, como buen nihilista, no ha podido/sabido librarse y por eso se ha ido auto-destruyendo a lo largo de su vida…
Acusado de fomentar el desánimo en las tropas francesas (al declarase partidario de la objeción de conciencia en 1976), pasó varios meses en la peor prisión francesa (La Santé en París). Ese es el precio que se suele pagar cuando se es honesto y coherente con las ideas que uno predica..
Ese poeta libertario que ya nació perdedor y condenado, regaló su amistad a mis padres, porque les consideraba como a iguales: otros libertarios eternos perdedores… Venía mucho por casa y cuando trabajando en mi instituto, comprobó mis notas finales, cogió el coche para ir corriendo y ser él en persona quien diera la noticia a mis padres, de mi aprobado con mención especial. Ese hombre solitario echaba el ancla de su cuerpo torturado por mi casa siempre que podía…
Así que esta noche, he perdido a mi querido amigo Yann o Tristán, que esté donde esté (si es que está en alguna parte), es el eterno amigo a quien tanto quería y “con quien tanto quería”, porque me enseño a esculpir mi personalidad, y ya que no le conocéis, creo que su historia merecía ser contada…
Helio Yago.